Carmelita, sabia, mártir y santa. Edith Stein era el nombre de la niña judía. Convertida al cristianismo e incorporada al Carmelo, se llamó Teresa Benedicta. Nació en Breslavia en 1891, de padres judíos de fe profunda. Cursó humanidades y Filosofía en Breslavia. Después se trasladó a Gottinga, donde compartió estudios con varios filósofos de relieve y se hizo discípula de Husserl, cuya filosofía le encantaba. A partir de 1917, por conversaciones y lecturas espirituales fue percibiendo la grandeza del misterio de Cristo, y en 1922 recibió el bautismo. Ejerció la docencia durante unos diez años y, al mismo tiempo, se fue compenetrando con la espiritualidad carmelitana de Santa Teresa y con la espiritualidad benedictina. En 1934 recibió el hábito del Carmen. Entregada a Dios totalmente, en medio de las persecuciones que padecían los judíos, se fue ofreciendo a sí misma como víctima de expiación. Moría con los que morían, sufría con cuantos sufrían, y por todos oraba ante el Señor. En 1942 fue arrestada por la Gestapo y llevada con otra hermana suya a los campos de concentración de Auschwitz, donde fue asesinada. ¡Qué horrores comete la humanidad obcecada! De Edith Stein, Teresa Benedicta, nos han quedado páginas extraordinarias de vida, de pensamiento, de amor, de entrega. Canonizada por Juan Pablo II en 1988, fue proclamada co-patrona de Europa con santa Brígida y santa Catalina de Siena.
ORACIÓN:
Señor, Dios nuestro, por tu gracia, nuestra hermana en la historia y en la fe, Teresa Benedicta, abrazó en un solo haz las riquezas del saber humano, de la sabiduría de la fe, de la experiencia del sufrimiento, del camino de la cruz y martirio; concédenos ser imitadores suyos en el servicio a la verdad en la caridad y en el sacrificio. Amén.
ORACIÓN:
Señor, Dios nuestro, por tu gracia, nuestra hermana en la historia y en la fe, Teresa Benedicta, abrazó en un solo haz las riquezas del saber humano, de la sabiduría de la fe, de la experiencia del sufrimiento, del camino de la cruz y martirio; concédenos ser imitadores suyos en el servicio a la verdad en la caridad y en el sacrificio. Amén.

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