jueves, 24 de diciembre de 2009

¡Feliz Navidad!

Nuestro Salvador Jesucristo, nos conceda en este tiempo de Navidad, contemplar la muerte vencida y nos de la esperanza de la eternidad. ¡FELIZ NAVIDAD!

viernes, 18 de diciembre de 2009

San Juan de la Cruz.

Juan Yepes, que éste era el nombre y apellido “civil” de San Juan de la Cruz, vino al mundo en Fontiveros muy probablemente en 1542. De sus padres, Gonzalo de Yepes y Catalina Alvarez, lo único que podemos afirmar es que eran muy pobres. Tienen tres hijos: Francisco será el mayor, Luis, el mediano, y Juan, el pequeño. Su padre Gonzalo morirá poco después de nacer Juan. Catalina, pobre y sola, se traslada con sus hijos a Medina del Campo. Allí ingresa a su hijo Juan en el colegio de la doctrina (huérfanos) donde aprendió las primeras letras. Trabaja de sirviente en un hospital de infecciosos y pide limosna por las calles, a la vez que estudia en los jesuitas. En 1563, desoyendo otras propuestas y por su amor a la Virgen María del Monte Carmelo, decide ingresar en la Orden del carmen en Medina del campo. Desde ahora será fray Juan de Santo Matía. Estudió en Salamanca, donde se ordena sacerdote en julio de 1567.

Juan, el “medio fraile” de Teresa. Físicamente de poca talla; gigante en el espíritu. Hombre de ciencia. Religioso muy dado a la virtud. Fray Juan está pensando ingresar en la Cartuja, piensa que se le es más fiel al Señor y se le presta mayor servicio a la Iglesia en recogida actitud de oración en apartado convento. En medio de esta crisis de crecimiento y madurez personal se encontrará con Teresa de Jesús. Bien por Teresa de Jesús, que lo asocia a su Reforma; eran tal para cual en los divinos planes.

“Padecer y ser despreciado por Vos…pedía a Cristo como recompensa. Holgábase en total abnegación. Exigente consigo mismo; suave con los hermanos. Edificante en todo. A partir de entonces el futuro santo cambia su nombre por el de Juan de la Cruz. Funda en Duruelo un convento de Carmelitas reformados o descalzos. Dirige a los novicios en Pastrana (Guadalajara) y es nombrado rector en el colegio de los Descalzos de Alcalá (1571), año en que la cristiandad dirigida por España de Felipe II obtiene sobre los turcos la victoria de Lepanto. Titular de la más celebrada escuela mística. Su doctrina es tamiz para la santidad canonizable. De arrebatado vuelo poético. Sin parangón en la lírica española. Era un recio suspiro ascendente y sabía sonreír. Tuvo la cruz por apellido y norma. Para rematar su vida y aquilatar aquella santidad, le sobrevino una cruel enfermedad. Primero fueron unas simples calenturas. Con inflamación en la pierna derecha. Y en vista de que no se le curan, le llevan a Ubeda, donde podrá contar con más medios. Sobre él se volcó la solicitud de los médicos y las gentes, que pronto supieron de su virtud. Pero ya había poco que hacer por mucho que sajaran los médicos, mientras fray Juan mantenía la paz y la sonrisa, y las gentes pregonaban su santidad. Tan poco remedio había, que el santo fue empeorando, y el 13 de diciembre de 1591 se fue a cantar Maitines al celo, como él anunció con gozo cuando oyó el toque de la campana que convocaba a los religiosos para el rezo. Tenía 49 años.

Su cuerpo fue trasladado después a Segovia donde reposa. Claro que más que sus reliquias lo que nos habla de él son sus libros magníficos, a los que la muerte dio, como a todos los santos, una fecundidad nueva, acreditando la verdad de aquel calificativo con que la santa le llamaba llena de cariño: Mi Senequita.

“En una noche oscura…”. Las relaciones entre Calzados y “Descalzos”, hasta entonces amistosas, se agriaron y terminaron con el secuestro violento de Juan, que permaneció de diciembre de 1577 a agosto de 1578 en la prisión conventual de los Calzados de Toledo, en una pequeña habitación sin luz, sometido a vejaciones y malos tratos. De allí nacerá su mejor poesía, desde la oscuridad de la celda inicia su “ascensión mística” hasta la luz y la fusión con su Creador.

La octava de la Asunción, Juan de la Cruz huye de forma espectacular de su cárcel, tras preparar concienzudamente su fuga. Poco después se le nombre superior del Convento del Calvario (Jaén) y Vicario de la orden. Al año siguiente (1579) funda el convento de Baeza y en 1582, el de Granada. En 1588, en el capítulo de Madrid, salió elegido Prior y Consejero del convento de Segovia. Sin embargo, en 1591 se le destituye por disensiones dentro de los propios Descalzos. Destinado a Andalucía, cae enfermo en La Peñuela (Jaén) de unas calenturillas sin remedio que le llevarán al sepulcro de Úbeda a las doce de la noche del 13 al 14 de diciembre de 1591. El 27 de diciembre de 1726 lo canoniza Benedicto XIII. Pío XI lo declara doctor de la Iglesia universal el 24 de agosto de 1926.

Juan de la Cruz escribe aquello que vive. Su vida y su magisterio oral y escrito llevan el sello de la cohesión y unidad más plena. Sus “obras mayores”: Subida del Monte Carmelo; Noche oscura del alma; Cántico espiritual; Llama de amor viva. Sus “obras menores”: Avisos; Cautelas, poesías; Cuatro avisos a un religioso; Cartas; Dichos de luz y amor, son un continuo canto al amor divino.

El hombre de “la noche oscura”, el hombre de las “negaciones” a todo amor dominante y posesivo de los bienes materiales, psicológicos y espirituales, el hombre de “la llama de amor viva”, que es Dios. Un hombre de una entereza ejemplar, de un único amor, absorbente y absoluto pero que, según él, es también el único amor que libera y engrandece, un hombre de ternura y de una comprensión extraordinaria.

Exigente, sin mediocridades paralizadoras, no instalado, siempre buscador de Dios, en la naturaleza y en la intimidad personal. Un hombre de carne y hueso, que padece, aguanta, comprende, disculpa, pero sobre todo, ama y ama desde la ribera de Dios. Un hombre: Juan de la Cruz.

Mi Amado, las montañas,
los valles solitarios nemorosos,
las ínsulas extrañas,
los ríos sonorosos,
el silbo de los aires amorosos;
la noche sosegada
en par de los levantes del aurora,
la música callada,
la soledad sonora,
la cena que recrea y enamora.

Quedéme y olvidéme,
el rostro recliné sobre el Amado,
cesó todo y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.

Olvido de lo criado.
memoria del Criador,
atención a lo interior
y estarse amando al Amado.

Hace tal obra el amor,
después que le conocí,
que, si hay bien o mal en mí,
todo lo hace de un sabor,
y el alma transforma en sí;
y así, en su llama sabrosa,
la cual en mí estoy sintiendo,
aprieta, sin quedar cosa,
todo me voy consumiendo.
(San Juan de la Cruz).

martes, 15 de diciembre de 2009

Santa Teresa de Jesús.

Ir sobre los pasos de quienes dejaron huella luminosa al pasar: poner de manifiesto nuevamente aquellas sus ansias de perfección; gloriarse de tan ilustre ascendencia en lo espiritual: rasgos son de carmelita bien nacido a su orden, sabedor de lo mucho y bueno que tiene en casa.

Santa Teresa de Jesús, Madre de los Espirituales y Doctora de la Iglesia.

Teresa de Jesús, Teresa de Cepeda vino al mundo en la ciudad a Ávila el 28 de marzo de 1515. Nadie puede rechazar el origen judío de la santa, al descubrirse sin paliativos que el abuelo Juan Sánchez, natural de Toledo, se había visto procesado por la Inquisición en 1485. Su padre, don Alonso Sánchez Cepeda, para evitar constantes persecuciones, había emigrado a Ávila tras comprar una ejecutoria de hidalguía y casarse por dos veces con hidalgas avilenses con el fin de borrar su comprometedora ascendencia. Así se daría a la vida de noble, dilapidando las dotes de sus dos mujeres: doña Catalina del Peso y Henao de la que tuvo dos hijos; y su segunda esposa: doña Beatriz D´Avila y Ahumada, madre de Teresa, que tuvo nueve hijos. Sin embargo, en el ambiente austero de la amurallada ciudad en perfecta adecuación con el paisaje y la vida familiar, se vivió un clima de piedad y prácticas religiosas sincera profundas. La propia Teresa nos contará en posprimeros capítulos de su libro de la Vida sus juegos infantiles, su afición a la lectura de los libros de caballería, su fuga del hogar familiar con su hermano Rodrigo cuando apenas contaba siete años, con el fin de dirigirse a tierra de moros para sufrir martirio, el fallecimiento de su madre…

A los catorce años o algo más entró como educanda en el convento de las agustinas de Ávila y en 1535, sobre los veinte, movida por su amistad con la monja Briceño, que la hace volver a los fervores de niña, a la lectura de las Cartas de San Jerónimo y otras lecturas piadosas, la determinan a entrar en religión. El 2 de noviembre de 1535, Día de las Ánimas, ingresa en el Monasterio de las Carmelitas de la Encarnación. Reformar quiso el Carmelo, para más rigurosa observancia. Gozosa de ser Hija de la Iglesia. O padecer o morir…” repetía a menudo. De altísima oración, con dotes de gobierno. Emprendedora jovial. Para sus fundaciones, hubo de ser “andariega”; pero vivió largo tiempo, enclaustrada, alternando prelacía y éxtasis, coro y trabajo, mortificación y donaire.

Teresa de Jesús,- doctora mística, madre reformadora, maestra de espirituales, patrona de los escritores y periodistas…- gloria sin par del Carmelo y de la Iglesia.
A Teresa de Jesús, El, su Divino Esposo, le dijo llamarse Jesús de Teresa. Que… ¡ya está bien!

“LA ORACION NO CONSISTE EN PENSAR MUCHO, SINO EN AMAR MUCHO” (Santa Teresa)

Teresa, reformadora y fundadora. Doña Teresa Cepeda y Ahumada vivió la etapa más prolongada de su existencia en el monasterio de las Carmelitas de la Encarnación (1535-1562) e incluso regresó como priora. Muy en serio se tomó Teresa la vida ascética propia de la religión hasta el punto de caer gravemente enferma; en Becedas una curandera de aquel tiempo la puso al borde del sepulcro, ya abierto para enterrarla; de aquel colapso se recuperaría no sin desaparecer sus secuelas. Ya cerca de sus cuarenta años sufre una profunda crisis de madurez humana y espiritual, dura batalla que ha de librar en solitario al plantearse su total coherencia en la vida religiosa: todo o nada. Dos acontecimientos hacen que su vida espiritual cambie radicalmente de rumbo: la imagen de un “Cristo muy llagado” que al contemplarlo optó por El, y la lectura de las Confesiones de San Agustín.

Experimenta un intenso resurgir de su vida espiritual que la lleva a fundar en 1562 el convento de San José de Ávila. Le seguirán otros muchos fundados a lo largo y ancho de toda Castilla y Andalucía tras una lucha constante y titánica. En 1567 conoció en Medina del campo a aquel frailecito que fue siempre su mejor amigo y mentor espiritual y que se llamó en religión fray Juan de la Cruz: a él encomendó la tarea de la fundación de los conventos reformados de frailes. La lucha entre frailes “calzados” o sin reformar, y descalzos o reformados se agrava hasta hacer necesario en 1580, tras un breve de Roma, la separación de las dos ordenes. Cuando regresaba de su última fundación del convento de Burgos, se desvió hacia Alba de Tormes. En la villa ducal se sintió enferma, falleciendo el 4 de octubre de 1582.

Teresa, escritora. Sin creerse literata, escribió por obediencia y propio impulso, obras imperecederas. Con profunda facilidad y mucho estilo; admirablemente. Ágil pluma, preclara inteligencia, corazón transverberado. Su obra literaria, con excepción de algunas poesías, se halla escrita en prosa. Su primera obra es el Libro de la Vida. Los serenos años siguientes a la fundación de San José en Ávila escribe Camino de Perfección todo un catecismo de santidad en la vida religiosa carmelitana al servicio de la Iglesia y del ejercicio de la oración. Su obra cumbre: Las Moradas escrita en solo dos meses; Las Fundaciones: libro histórico sobre las vicisitudes de cada convento en su fundación, con alguna digresión doctrinal; su Epistolario, es abundante y alguno no ha dudado en llamarlo las “octavas moradas”; y otros escritos menores, pero no por ello de menos importancia como Las cuentas de Conciencia, (Relaciones), Exclamaciones, los Conceptos de amor de Dios, las Constituciones y Modelo de visitar conventos”.

Teresa es canonizada en 1622 por Gregorio XV. En 1970 Pablo VI la nombra Doctora de la Iglesia.

“Nuestra alma (es) como un castillo todo de un diamante u muy claro cristal, adonde hay muchos aposentos, ansí como en el cielo hay muchas moradas. Que si bien lo consideramos, hermanas, no es otra cosa el alma del justo sino un paraíso adonde dice El tiene sus deleites.

Puyes ¿qué tal os parece que será el aposento adonde un rey tan poderoso, tan sabio, tan limpio, tan lleno de todos los bienes se deleita? No hallo yo cosa con que comparar la gran hermosura de un alma y la gran capacidad, y verdaderamente apenas deven llegar nuestros entendimientos – por agudos que fuesen – a comprenderla, ansí como no pueden llegar a considerar a Dios, pues El mesmo dice que nos crió a su imagen y semejanza”. (Santa Teresa).

sábado, 12 de diciembre de 2009

Carmelitas Descalzas en Guatemala.

Doña Magdalena de Aceituno de Guzmán tenía grandes deseos de fundar un convento de Clarisas o de Carmelitas Descalzas. Doña Magdalena encomienda sus deseos a Don Bernardino de Obando, sacerdote ilustre en letras y virtud. Como espiritual que era, comprendió que sería útil para la ciudad de Guatemala un monasterio de carmelitas descalzas. Mueve todos los resortes.

Obando recurre a la Santa sede y el 26 de enero de 1675 la Sagrada Congregación expide el decreto otorgando el permiso solicitado. El 13 de febrero del mismo año, el Papa Clemente X lo confirma. Por Real Cédula del 13 de febrero de 1676 Carlos el Hechizado comunicó a la Real Audiencia de Guatemala la licencia que había dado su augusta madre para la fundación de un convento de Carmelitas Descalzas a solicitud del reverendo Padre Maestro Don Bernardo Obando.

Obando se traslada a Perú a principios de 1676 “cargado de patentes y buenos deseos” y se presenta ante las autoridades eclesiásticas. Dichas autoridades conceden licencia a la Madre Ana Catalana de San Joaquín y a las Hermanas María de la Asunción y María Jerónima de San Juan, Religiosas Profesas de velo negro, del monasterio de la ciudad de los Reyes, para que fuesen a dicha fundación del Convento de Santiago de Guatemala. Estas aceptaron complacidas su designación.

El 19 d febrero de 1677 la Autoridad Eclesiástica dio permiso a las fundadoras para salir del convento. El 26 de febrero dejaron la clausura de Santa Teresa de Lima. El 25 de mayo de1677 llegaron a Santiago de Guatemala y el 29 de septiembre de 1677, tomaron posesión de su convento e iglesia provisional. A raíz del terremoto de Santa María, 29 de julio de 1773, se destruyó la ciudad de Santiago. El 14 de enero de 1774 se celebró en el Cerrito del Carmen la misa del Espíritu Santo con asistencia de los vocales, que debían decidir con su voto la suerte final de la ciudad arruinada. Deciden abandonar la ciudad de Pancho por el Valle de la Virgen.

Se obliga a toda la población a trasladarse de la ciudad derruida al lugar escogido. La Madre Priora de las Carmelitas autoriza un síndico para que fuera a recibir el sitio señalado en el lugar escogido para hacer la ciudad. Las Carmelitas se quedaron con la manzana 738, lugar, como se le comunicó a la Priora, debía construir el monasterio. El traslado de las Carmelitas a la Nueva Guatemala de la Asunción se verificó a fines de 1779 o principios del siguiente, siendo Priora la Madre Micaela Manuela de la Concepción.

La Comunidad Teresiana se hallaba en un período de grande florecimiento regular, debido a la sólida virtud, claro talento y raras dotes de gobierno de algunas de sus preladas, entre las cuales merecen destacarse la ,madre María Teresa Aycinena y la Madre Adelaida de s. Teresa. De la primera hablaremos cuando desarrollemos su vida en el Carmelo Descalzo.

Todavía se recuerda en Guatemala el temple de acero que adornaba a la Priora de las carmelitas que protestó contra el Gobierno del General Barrios por el decreto del 17 de febrero de 18874 que obligaba a las cinco comunidades de religiosas a reunirse en el convento de Santa Catalina Mártir. Ciento treinta y tres monjas se juntaron en este monasterio. El 23 del mismo mes de febrero fueron forzadas a dejar la clausura, y el 3 de marzo apareció la orden salvaje de que salieran de él inmediatamente todas ellas, so pena de ser fusiladas, en el caso de contravenir las disposiciones gubernamentales.

Dicen los historiadores del Carmen que blanco de esta sañuda persecución fue la Madre Adelaida. Permaneció oculta por algún tiempo, para poder hurtarse de las iras del tirano. Pasado algún tiempo, pidió audiencia y Barrios se la concedió. Amiga de ir al fondo de la cuestión, sin rodeos ni paliativos, pidió al Presidente le devolviera el convento. Dicen que el Presidente Barrios estuvo a punto de concederle cuanto pedía la tan famosa Priora de las Teresa, pero el secretario intervino rápido en el diálogo, contestando a sí: Señora, la expulsión ha sido obra de un decreto y sería muy imprudente revocarlo casi al día siguiente de haberlo dado” La Madre supo contestarle con toda serenidad: “Dispénseme, señor, pero yo hablo con el Presidente y espero de sus labios una contestación favorable.

A pesar de su activa y valiosa intervención, la comunidad de las carmelitas hubo de correr la misma suerte que las demás religiosas: la expulsión y el destierro. Según los datos estadísticos de las Carmelitas de Guatemala, la última que profirió sus votos religiosos el 8 de octubre, fue la Hermana María del Espíritu Santo. Las religiosas que profesaron en los dos conventos teresianos de este reino, fueron ciento treinta y una.

El día 1 de septiembre de 1984, llegaron dos Religiosas Carmelitas Descalzas procedentes del Monasterio San José y Santa Teresa de Puebla de los Angeles, México. Con fecha 27 de septiembre del mismo año, llegaron tres Religiosas Carmelitas Descalzas del mismo monasterio, invitadas por Mons. Gerardo Flores Reyes, Obispo de las Verapaces, para vivir el carisma teresiano – sanjuanista. El 12 de diciembre de 1984 fue la inauguración de la vida religiosa en monasterio de Santa María de Guadalupe y San José.

Siempre reedificando. – Justamente se gloría Guatemala del bellísimo quetzal que ha tomado como símbolo de su nacionalidad soberana. Sin embargo, le cuadraría mejor tal vez el símbolo de otra ave: el fénix. Este expresaría con mayor viveza su continuo renacer. Porque cuantas veces se han conjurado los elementos para sepultarlo bajo las cenizas de sus iracundos volcanes, otras tantas ha surgido de las mismas cenizas más hermoso que antes, con nueva vitalidad, con renovadas energías.

Bajo ningún otro aspecto se verifica tan palpablemente esta realidad como en el destino de sus magníficos templos “Aquí siempre se está reedificando, siempre trabajando, siempre metidos en obra, pero sin concluirla jamás”, informaba a la Corte el primer Arzobispo de la Nueva Guatemala, cansado de ver trajinar durante tantos años a aquel hervidero humano de la traslación de la Capital, unos encorvados bajo el mecapal, otros blandiendo la paleta “toda la vida haciendo adobes”, como dijera el Ilmo. Marroquín. Las palabras de Mons. Francos y Monroy, parece dichas a propósito de la iglesia de Santa Teresa. Durante sus tres siglos de existencia ha estado constantemente reedificándose.

Comunicando Doña Guiomar de Ulloa a Santa Teresa, que la pared de convento se vino abajo, le dice la santa: “Si se ha caído, tornarla a levantar”.

“Tornarla a levantar”. Esta es la consigna que heredaron las Hijas de Santa Teresa en Guatemala; ésta, la ardua tarea de sus devotos.

Las Carmelitas Descalzas de la provincia de Centroamérica, están en 4 monasterios repartidas por:
  • Costa Rica, Escazú (1967).
  • Guatemala, Cobán (1984).
  • Honduras, Tegucigalpa (2004).
  • Nicaragua, El Crucero ( 2003).

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Quiénes Somos.

Con estos preámbulos hemos queridos contestar a la pregunta que tantos nos hacéis: quiénes somos. Queremos presentar y ofrecer con sencillez, verdad y humildad nuestra aportación a la Iglesia hoy, dentro de nuestra circunscripción, la provincia Carmelitana de Centroamérica.

Nuestra vida nace de la Fuente y la Raíz, se edifica desde la Piedra Angular, Cristo, a través del Don del espíritu Santo a Teresa de Jesús y a Juan de la Cruz. Somos conscientes de ser un regalo del espíritu a la Iglesia y como tal queremos vivir nuestro carisma, como fraternidades orantes al servicio de la iglesia, comunicando mediante el humilde servicio apostólico la experiencia de la amistad e intimidad con el Señor que diariamente queremos vivir y profundizar. Discípulos de María, la Virgen Madre, la Maestra de Oración y Contemplación, queremos apropiarnos a fondo de su experiencia. Para seguir haciendo presente la realidad de la Encarnación en nuestro mundo.

Nuestra Provincia religiosa denominada de Centroamérica, “Nuestra Señora de Guadalupe”, gracias a la labor fundacional de las Provincias españolas: la Provincia de Navarra y la provincia de Aragón y Valencia. Nuestra Provincia religiosa abarca las Naciones Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala y Belice. En total somos (2005) 64 religiosos.

Conventos de Religiosos Carmelitas Descalzos de la Provincia Centroamericana:
  • Amatitlán (1986), Casa de Convivencias.
  • Guatemala- El Carmelo (1960), Parroquia.
  • Guatemala – Santa Teresa (1960), Capellanía.
  • Guatemala – Seminario (1994), Casa de Formación.
  • Lepaterique (1986), Noviciado.
  • Managua (1950), Parroquia.
  • Panajachel (1971), Parroquia.
  • Panamá (1843), Parroquia.
  • San José – Los Coses, (1972).
  • San Ramón (1978), Postulantado.
  • Santa Tecla (2007?), Casa Provincial.
  • Tegucigalpa (1967), Parroquia.
Ultimo Directorio, sin fecha, de la Provincia Centroamericana.

Pastoral Vocacional.

¿Qué es la llamada? La llamada es una escucha, una respuesta fresca y generosa a "Alguien". Es un instante, en el que se percibe, en lo íntimo, algo diferente en nosotros, algún insólito deseo que nos lleva a cambiar sin enterarnos, el modo de vivir, de pensar y de razonar. La plegaria, el silencio, la soledad son buenos síntomas del bien. Se cambia ruta y los otros se asombran. Querrían entender, descubrir y saber. Pero se convierte en un secreto entre nosotros y Dios: es el misterio. Dios se da conocer al que le sabe escuchar y quiere llegar a la luz... Entonces se hace urgente la respuesta a Él, que da sentido a nuestra vida, que da sentido a todo nuestro pensar y actuar. ¡Dios es nuestro absoluto! Al que hacemos regalo de lo que somos y podemos ser. Él es la plena realización de todos nuestros deseos. En Él se calman todas las ansiedades y las angustias del corazón. El corazón canta las misericordias del Dios: Alfa y Omega, Principio y Fin de nuestra vida. La plegaria mana espontánea del corazón, cuando se ha buscado y encontrado al que nos quiere y descubrimos que en Él está la plenitud absoluta de nuestra vida. No es otra cosa que expresión de amor: expresión más íntima que verbal.

Esto se convierte en guía, elección en nuestro cotidiano vivir y es estimulo en nuestro camino ascético. En efecto la plegaria empuja a obrar bien, al regalo de sí a Dios y al prójimo: es disponibilidad. La plegaria es un regalo, una pregunta, una acción de gracias, verdad de sí delante de Dios. La plegaria además debe ser humilde. Dios, en efecto, se da conocer al humilde, al que le sabe escuchar y al que quiere llegar a la luz. La plegaria viene del corazón y acaba sobre nuestros labios: "día y noche oraba continuamente".