Ir sobre los pasos de quienes dejaron huella luminosa al pasar: poner de manifiesto nuevamente aquellas sus ansias de perfección; gloriarse de tan ilustre ascendencia en lo espiritual: rasgos son de carmelita bien nacido a su orden, sabedor de lo mucho y bueno que tiene en casa.
Santa Teresa de Jesús, Madre de los Espirituales y Doctora de la Iglesia.
Teresa de Jesús, Teresa de Cepeda vino al mundo en la ciudad a Ávila el 28 de marzo de 1515. Nadie puede rechazar el origen judío de la santa, al descubrirse sin paliativos que el abuelo Juan Sánchez, natural de Toledo, se había visto procesado por la Inquisición en 1485. Su padre, don Alonso Sánchez Cepeda, para evitar constantes persecuciones, había emigrado a Ávila tras comprar una ejecutoria de hidalguía y casarse por dos veces con hidalgas avilenses con el fin de borrar su comprometedora ascendencia. Así se daría a la vida de noble, dilapidando las dotes de sus dos mujeres: doña Catalina del Peso y Henao de la que tuvo dos hijos; y su segunda esposa: doña Beatriz D´Avila y Ahumada, madre de Teresa, que tuvo nueve hijos. Sin embargo, en el ambiente austero de la amurallada ciudad en perfecta adecuación con el paisaje y la vida familiar, se vivió un clima de piedad y prácticas religiosas sincera profundas. La propia Teresa nos contará en posprimeros capítulos de su libro de la Vida sus juegos infantiles, su afición a la lectura de los libros de caballería, su fuga del hogar familiar con su hermano Rodrigo cuando apenas contaba siete años, con el fin de dirigirse a tierra de moros para sufrir martirio, el fallecimiento de su madre…
A los catorce años o algo más entró como educanda en el convento de las agustinas de Ávila y en 1535, sobre los veinte, movida por su amistad con la monja Briceño, que la hace volver a los fervores de niña, a la lectura de las Cartas de San Jerónimo y otras lecturas piadosas, la determinan a entrar en religión. El 2 de noviembre de 1535, Día de las Ánimas, ingresa en el Monasterio de las Carmelitas de la Encarnación. Reformar quiso el Carmelo, para más rigurosa observancia. Gozosa de ser Hija de la Iglesia. O padecer o morir…” repetía a menudo. De altísima oración, con dotes de gobierno. Emprendedora jovial. Para sus fundaciones, hubo de ser “andariega”; pero vivió largo tiempo, enclaustrada, alternando prelacía y éxtasis, coro y trabajo, mortificación y donaire.
Teresa de Jesús,- doctora mística, madre reformadora, maestra de espirituales, patrona de los escritores y periodistas…- gloria sin par del Carmelo y de la Iglesia.
A Teresa de Jesús, El, su Divino Esposo, le dijo llamarse Jesús de Teresa. Que… ¡ya está bien!
“LA ORACION NO CONSISTE EN PENSAR MUCHO, SINO EN AMAR MUCHO” (Santa Teresa)
Teresa, reformadora y fundadora. Doña Teresa Cepeda y Ahumada vivió la etapa más prolongada de su existencia en el monasterio de las Carmelitas de la Encarnación (1535-1562) e incluso regresó como priora. Muy en serio se tomó Teresa la vida ascética propia de la religión hasta el punto de caer gravemente enferma; en Becedas una curandera de aquel tiempo la puso al borde del sepulcro, ya abierto para enterrarla; de aquel colapso se recuperaría no sin desaparecer sus secuelas. Ya cerca de sus cuarenta años sufre una profunda crisis de madurez humana y espiritual, dura batalla que ha de librar en solitario al plantearse su total coherencia en la vida religiosa: todo o nada. Dos acontecimientos hacen que su vida espiritual cambie radicalmente de rumbo: la imagen de un “Cristo muy llagado” que al contemplarlo optó por El, y la lectura de las Confesiones de San Agustín.
Experimenta un intenso resurgir de su vida espiritual que la lleva a fundar en 1562 el convento de San José de Ávila. Le seguirán otros muchos fundados a lo largo y ancho de toda Castilla y Andalucía tras una lucha constante y titánica. En 1567 conoció en Medina del campo a aquel frailecito que fue siempre su mejor amigo y mentor espiritual y que se llamó en religión fray Juan de la Cruz: a él encomendó la tarea de la fundación de los conventos reformados de frailes. La lucha entre frailes “calzados” o sin reformar, y descalzos o reformados se agrava hasta hacer necesario en 1580, tras un breve de Roma, la separación de las dos ordenes. Cuando regresaba de su última fundación del convento de Burgos, se desvió hacia Alba de Tormes. En la villa ducal se sintió enferma, falleciendo el 4 de octubre de 1582.
Teresa, escritora. Sin creerse literata, escribió por obediencia y propio impulso, obras imperecederas. Con profunda facilidad y mucho estilo; admirablemente. Ágil pluma, preclara inteligencia, corazón transverberado. Su obra literaria, con excepción de algunas poesías, se halla escrita en prosa. Su primera obra es el Libro de la Vida. Los serenos años siguientes a la fundación de San José en Ávila escribe Camino de Perfección todo un catecismo de santidad en la vida religiosa carmelitana al servicio de la Iglesia y del ejercicio de la oración. Su obra cumbre: Las Moradas escrita en solo dos meses; Las Fundaciones: libro histórico sobre las vicisitudes de cada convento en su fundación, con alguna digresión doctrinal; su Epistolario, es abundante y alguno no ha dudado en llamarlo las “octavas moradas”; y otros escritos menores, pero no por ello de menos importancia como Las cuentas de Conciencia, (Relaciones), Exclamaciones, los Conceptos de amor de Dios, las Constituciones y Modelo de visitar conventos”.
Teresa es canonizada en 1622 por Gregorio XV. En 1970 Pablo VI la nombra Doctora de la Iglesia.
“Nuestra alma (es) como un castillo todo de un diamante u muy claro cristal, adonde hay muchos aposentos, ansí como en el cielo hay muchas moradas. Que si bien lo consideramos, hermanas, no es otra cosa el alma del justo sino un paraíso adonde dice El tiene sus deleites.
Puyes ¿qué tal os parece que será el aposento adonde un rey tan poderoso, tan sabio, tan limpio, tan lleno de todos los bienes se deleita? No hallo yo cosa con que comparar la gran hermosura de un alma y la gran capacidad, y verdaderamente apenas deven llegar nuestros entendimientos – por agudos que fuesen – a comprenderla, ansí como no pueden llegar a considerar a Dios, pues El mesmo dice que nos crió a su imagen y semejanza”. (Santa Teresa).
Santa Teresa de Jesús, Madre de los Espirituales y Doctora de la Iglesia.
Teresa de Jesús, Teresa de Cepeda vino al mundo en la ciudad a Ávila el 28 de marzo de 1515. Nadie puede rechazar el origen judío de la santa, al descubrirse sin paliativos que el abuelo Juan Sánchez, natural de Toledo, se había visto procesado por la Inquisición en 1485. Su padre, don Alonso Sánchez Cepeda, para evitar constantes persecuciones, había emigrado a Ávila tras comprar una ejecutoria de hidalguía y casarse por dos veces con hidalgas avilenses con el fin de borrar su comprometedora ascendencia. Así se daría a la vida de noble, dilapidando las dotes de sus dos mujeres: doña Catalina del Peso y Henao de la que tuvo dos hijos; y su segunda esposa: doña Beatriz D´Avila y Ahumada, madre de Teresa, que tuvo nueve hijos. Sin embargo, en el ambiente austero de la amurallada ciudad en perfecta adecuación con el paisaje y la vida familiar, se vivió un clima de piedad y prácticas religiosas sincera profundas. La propia Teresa nos contará en posprimeros capítulos de su libro de la Vida sus juegos infantiles, su afición a la lectura de los libros de caballería, su fuga del hogar familiar con su hermano Rodrigo cuando apenas contaba siete años, con el fin de dirigirse a tierra de moros para sufrir martirio, el fallecimiento de su madre…
A los catorce años o algo más entró como educanda en el convento de las agustinas de Ávila y en 1535, sobre los veinte, movida por su amistad con la monja Briceño, que la hace volver a los fervores de niña, a la lectura de las Cartas de San Jerónimo y otras lecturas piadosas, la determinan a entrar en religión. El 2 de noviembre de 1535, Día de las Ánimas, ingresa en el Monasterio de las Carmelitas de la Encarnación. Reformar quiso el Carmelo, para más rigurosa observancia. Gozosa de ser Hija de la Iglesia. O padecer o morir…” repetía a menudo. De altísima oración, con dotes de gobierno. Emprendedora jovial. Para sus fundaciones, hubo de ser “andariega”; pero vivió largo tiempo, enclaustrada, alternando prelacía y éxtasis, coro y trabajo, mortificación y donaire.
Teresa de Jesús,- doctora mística, madre reformadora, maestra de espirituales, patrona de los escritores y periodistas…- gloria sin par del Carmelo y de la Iglesia.
A Teresa de Jesús, El, su Divino Esposo, le dijo llamarse Jesús de Teresa. Que… ¡ya está bien!
“LA ORACION NO CONSISTE EN PENSAR MUCHO, SINO EN AMAR MUCHO” (Santa Teresa)
Teresa, reformadora y fundadora. Doña Teresa Cepeda y Ahumada vivió la etapa más prolongada de su existencia en el monasterio de las Carmelitas de la Encarnación (1535-1562) e incluso regresó como priora. Muy en serio se tomó Teresa la vida ascética propia de la religión hasta el punto de caer gravemente enferma; en Becedas una curandera de aquel tiempo la puso al borde del sepulcro, ya abierto para enterrarla; de aquel colapso se recuperaría no sin desaparecer sus secuelas. Ya cerca de sus cuarenta años sufre una profunda crisis de madurez humana y espiritual, dura batalla que ha de librar en solitario al plantearse su total coherencia en la vida religiosa: todo o nada. Dos acontecimientos hacen que su vida espiritual cambie radicalmente de rumbo: la imagen de un “Cristo muy llagado” que al contemplarlo optó por El, y la lectura de las Confesiones de San Agustín.
Experimenta un intenso resurgir de su vida espiritual que la lleva a fundar en 1562 el convento de San José de Ávila. Le seguirán otros muchos fundados a lo largo y ancho de toda Castilla y Andalucía tras una lucha constante y titánica. En 1567 conoció en Medina del campo a aquel frailecito que fue siempre su mejor amigo y mentor espiritual y que se llamó en religión fray Juan de la Cruz: a él encomendó la tarea de la fundación de los conventos reformados de frailes. La lucha entre frailes “calzados” o sin reformar, y descalzos o reformados se agrava hasta hacer necesario en 1580, tras un breve de Roma, la separación de las dos ordenes. Cuando regresaba de su última fundación del convento de Burgos, se desvió hacia Alba de Tormes. En la villa ducal se sintió enferma, falleciendo el 4 de octubre de 1582.
Teresa, escritora. Sin creerse literata, escribió por obediencia y propio impulso, obras imperecederas. Con profunda facilidad y mucho estilo; admirablemente. Ágil pluma, preclara inteligencia, corazón transverberado. Su obra literaria, con excepción de algunas poesías, se halla escrita en prosa. Su primera obra es el Libro de la Vida. Los serenos años siguientes a la fundación de San José en Ávila escribe Camino de Perfección todo un catecismo de santidad en la vida religiosa carmelitana al servicio de la Iglesia y del ejercicio de la oración. Su obra cumbre: Las Moradas escrita en solo dos meses; Las Fundaciones: libro histórico sobre las vicisitudes de cada convento en su fundación, con alguna digresión doctrinal; su Epistolario, es abundante y alguno no ha dudado en llamarlo las “octavas moradas”; y otros escritos menores, pero no por ello de menos importancia como Las cuentas de Conciencia, (Relaciones), Exclamaciones, los Conceptos de amor de Dios, las Constituciones y Modelo de visitar conventos”.
Teresa es canonizada en 1622 por Gregorio XV. En 1970 Pablo VI la nombra Doctora de la Iglesia.
“Nuestra alma (es) como un castillo todo de un diamante u muy claro cristal, adonde hay muchos aposentos, ansí como en el cielo hay muchas moradas. Que si bien lo consideramos, hermanas, no es otra cosa el alma del justo sino un paraíso adonde dice El tiene sus deleites.
Puyes ¿qué tal os parece que será el aposento adonde un rey tan poderoso, tan sabio, tan limpio, tan lleno de todos los bienes se deleita? No hallo yo cosa con que comparar la gran hermosura de un alma y la gran capacidad, y verdaderamente apenas deven llegar nuestros entendimientos – por agudos que fuesen – a comprenderla, ansí como no pueden llegar a considerar a Dios, pues El mesmo dice que nos crió a su imagen y semejanza”. (Santa Teresa).

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