sábado, 12 de diciembre de 2009

Carmelitas Descalzas en Guatemala.

Doña Magdalena de Aceituno de Guzmán tenía grandes deseos de fundar un convento de Clarisas o de Carmelitas Descalzas. Doña Magdalena encomienda sus deseos a Don Bernardino de Obando, sacerdote ilustre en letras y virtud. Como espiritual que era, comprendió que sería útil para la ciudad de Guatemala un monasterio de carmelitas descalzas. Mueve todos los resortes.

Obando recurre a la Santa sede y el 26 de enero de 1675 la Sagrada Congregación expide el decreto otorgando el permiso solicitado. El 13 de febrero del mismo año, el Papa Clemente X lo confirma. Por Real Cédula del 13 de febrero de 1676 Carlos el Hechizado comunicó a la Real Audiencia de Guatemala la licencia que había dado su augusta madre para la fundación de un convento de Carmelitas Descalzas a solicitud del reverendo Padre Maestro Don Bernardo Obando.

Obando se traslada a Perú a principios de 1676 “cargado de patentes y buenos deseos” y se presenta ante las autoridades eclesiásticas. Dichas autoridades conceden licencia a la Madre Ana Catalana de San Joaquín y a las Hermanas María de la Asunción y María Jerónima de San Juan, Religiosas Profesas de velo negro, del monasterio de la ciudad de los Reyes, para que fuesen a dicha fundación del Convento de Santiago de Guatemala. Estas aceptaron complacidas su designación.

El 19 d febrero de 1677 la Autoridad Eclesiástica dio permiso a las fundadoras para salir del convento. El 26 de febrero dejaron la clausura de Santa Teresa de Lima. El 25 de mayo de1677 llegaron a Santiago de Guatemala y el 29 de septiembre de 1677, tomaron posesión de su convento e iglesia provisional. A raíz del terremoto de Santa María, 29 de julio de 1773, se destruyó la ciudad de Santiago. El 14 de enero de 1774 se celebró en el Cerrito del Carmen la misa del Espíritu Santo con asistencia de los vocales, que debían decidir con su voto la suerte final de la ciudad arruinada. Deciden abandonar la ciudad de Pancho por el Valle de la Virgen.

Se obliga a toda la población a trasladarse de la ciudad derruida al lugar escogido. La Madre Priora de las Carmelitas autoriza un síndico para que fuera a recibir el sitio señalado en el lugar escogido para hacer la ciudad. Las Carmelitas se quedaron con la manzana 738, lugar, como se le comunicó a la Priora, debía construir el monasterio. El traslado de las Carmelitas a la Nueva Guatemala de la Asunción se verificó a fines de 1779 o principios del siguiente, siendo Priora la Madre Micaela Manuela de la Concepción.

La Comunidad Teresiana se hallaba en un período de grande florecimiento regular, debido a la sólida virtud, claro talento y raras dotes de gobierno de algunas de sus preladas, entre las cuales merecen destacarse la ,madre María Teresa Aycinena y la Madre Adelaida de s. Teresa. De la primera hablaremos cuando desarrollemos su vida en el Carmelo Descalzo.

Todavía se recuerda en Guatemala el temple de acero que adornaba a la Priora de las carmelitas que protestó contra el Gobierno del General Barrios por el decreto del 17 de febrero de 18874 que obligaba a las cinco comunidades de religiosas a reunirse en el convento de Santa Catalina Mártir. Ciento treinta y tres monjas se juntaron en este monasterio. El 23 del mismo mes de febrero fueron forzadas a dejar la clausura, y el 3 de marzo apareció la orden salvaje de que salieran de él inmediatamente todas ellas, so pena de ser fusiladas, en el caso de contravenir las disposiciones gubernamentales.

Dicen los historiadores del Carmen que blanco de esta sañuda persecución fue la Madre Adelaida. Permaneció oculta por algún tiempo, para poder hurtarse de las iras del tirano. Pasado algún tiempo, pidió audiencia y Barrios se la concedió. Amiga de ir al fondo de la cuestión, sin rodeos ni paliativos, pidió al Presidente le devolviera el convento. Dicen que el Presidente Barrios estuvo a punto de concederle cuanto pedía la tan famosa Priora de las Teresa, pero el secretario intervino rápido en el diálogo, contestando a sí: Señora, la expulsión ha sido obra de un decreto y sería muy imprudente revocarlo casi al día siguiente de haberlo dado” La Madre supo contestarle con toda serenidad: “Dispénseme, señor, pero yo hablo con el Presidente y espero de sus labios una contestación favorable.

A pesar de su activa y valiosa intervención, la comunidad de las carmelitas hubo de correr la misma suerte que las demás religiosas: la expulsión y el destierro. Según los datos estadísticos de las Carmelitas de Guatemala, la última que profirió sus votos religiosos el 8 de octubre, fue la Hermana María del Espíritu Santo. Las religiosas que profesaron en los dos conventos teresianos de este reino, fueron ciento treinta y una.

El día 1 de septiembre de 1984, llegaron dos Religiosas Carmelitas Descalzas procedentes del Monasterio San José y Santa Teresa de Puebla de los Angeles, México. Con fecha 27 de septiembre del mismo año, llegaron tres Religiosas Carmelitas Descalzas del mismo monasterio, invitadas por Mons. Gerardo Flores Reyes, Obispo de las Verapaces, para vivir el carisma teresiano – sanjuanista. El 12 de diciembre de 1984 fue la inauguración de la vida religiosa en monasterio de Santa María de Guadalupe y San José.

Siempre reedificando. – Justamente se gloría Guatemala del bellísimo quetzal que ha tomado como símbolo de su nacionalidad soberana. Sin embargo, le cuadraría mejor tal vez el símbolo de otra ave: el fénix. Este expresaría con mayor viveza su continuo renacer. Porque cuantas veces se han conjurado los elementos para sepultarlo bajo las cenizas de sus iracundos volcanes, otras tantas ha surgido de las mismas cenizas más hermoso que antes, con nueva vitalidad, con renovadas energías.

Bajo ningún otro aspecto se verifica tan palpablemente esta realidad como en el destino de sus magníficos templos “Aquí siempre se está reedificando, siempre trabajando, siempre metidos en obra, pero sin concluirla jamás”, informaba a la Corte el primer Arzobispo de la Nueva Guatemala, cansado de ver trajinar durante tantos años a aquel hervidero humano de la traslación de la Capital, unos encorvados bajo el mecapal, otros blandiendo la paleta “toda la vida haciendo adobes”, como dijera el Ilmo. Marroquín. Las palabras de Mons. Francos y Monroy, parece dichas a propósito de la iglesia de Santa Teresa. Durante sus tres siglos de existencia ha estado constantemente reedificándose.

Comunicando Doña Guiomar de Ulloa a Santa Teresa, que la pared de convento se vino abajo, le dice la santa: “Si se ha caído, tornarla a levantar”.

“Tornarla a levantar”. Esta es la consigna que heredaron las Hijas de Santa Teresa en Guatemala; ésta, la ardua tarea de sus devotos.

Las Carmelitas Descalzas de la provincia de Centroamérica, están en 4 monasterios repartidas por:
  • Costa Rica, Escazú (1967).
  • Guatemala, Cobán (1984).
  • Honduras, Tegucigalpa (2004).
  • Nicaragua, El Crucero ( 2003).

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