Las Constituciones Carmelitas hablando sobre la misión apostólica de la Orden en la Iglesia local declaran que "La misión del Carmelo se inserta en la misión de Jesús que vino para proclamar la Buena Noticia del Reino de Dios y para la liberación plena y total del pecado y de la opresión. Como Carmelitas, nuestra inserción en el apostolado forma parte integrante de nuestro carisma. Estamos guiados por la enseñanza de los Pastores de la Iglesia, por nuestra tradición y sus valores, por los signos de los tiempos y, sobre todo, por la escucha de la Palabra, teniendo en cuenta su interpretación desde el punto de vista de los pobres. Nuestro servicio (diakonía) en la Iglesia debe ser valorado y renovado para que podamos responder a las preguntas que nos plantea la situación cultural, social y religiosa del pueblo."
Sin perder su carácter universal, la Orden Carmelita procura integrarse plenamente en la vida de las Iglesias locales. Esto implica una estrecha colaboración con los distintos componentes de dichas Iglesias. En la Iglesia local tratamos de contribuir con nuestro carisma a la labor de evangelización, despertando la sensibilidad hacia la dimensión contemplativa de la vida, hacia la fraternidad y hacia los compromisos concretos en pro de la justicia.
En la medida de nuestras posibilidades debemos estar dispuestos a desarrollar, en armonía con las normas y disposiciones pastorales de la Iglesia y de la Orden, las diferentes formas de apostolado deseadas por la Iglesia según las necesidades de los lugares y los tiempos. Conseguiremos esta meta especialmente a través del apostolado en parroquias, el servicio a los fieles en las iglesias, la formación de la juventud en las escuelas y en otras instituciones, la predicación de ejercicios espirituales, los estudios, la dirección, la enseñanza sobre problemas espirituales y otras iniciativas.
Sin perder su carácter universal, la Orden Carmelita procura integrarse plenamente en la vida de las Iglesias locales. Esto implica una estrecha colaboración con los distintos componentes de dichas Iglesias. En la Iglesia local tratamos de contribuir con nuestro carisma a la labor de evangelización, despertando la sensibilidad hacia la dimensión contemplativa de la vida, hacia la fraternidad y hacia los compromisos concretos en pro de la justicia.
En la medida de nuestras posibilidades debemos estar dispuestos a desarrollar, en armonía con las normas y disposiciones pastorales de la Iglesia y de la Orden, las diferentes formas de apostolado deseadas por la Iglesia según las necesidades de los lugares y los tiempos. Conseguiremos esta meta especialmente a través del apostolado en parroquias, el servicio a los fieles en las iglesias, la formación de la juventud en las escuelas y en otras instituciones, la predicación de ejercicios espirituales, los estudios, la dirección, la enseñanza sobre problemas espirituales y otras iniciativas.

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