Nacida la Orden en el Monte Carmelo con fuerte acento eremítico, algunos decenios más tarde tuvo que afrontar el traslado a occidente, a causa de la reconquista musulmana. Allí, enana especia de “refundación”, sin dejar de poner el acento en el aspecto contemplativo y eremítico, entró dentro de los esquemas de las órdenes mendicantes. Tres siglos después, santa Teresa y san Juan de la Cruz, con una profunda creatividad, fruto de una experiencia de Dios fuertemente eclesial, realizaron una nueva reforma del Carmelo. En ella se asume con renovado vigor el aspecto contemplativo-oracional: manteniéndose fieles a los orígenes, marcaron con su carisma y de forma decisiva la trayectoria del Carmelo, asumiendo con renovado entusiasmo el aspecto apostólico misionero. En este sentido se deben entender las palabras de santa Teresa citadas con tanta frecuencia: “Ahora comenzamos y procuren ir comenzando siempre de bien en mejor2 F.29,32). Como carmelitas descalzos o teresianos (O.C.D.), queremos que nuestro primer servicio a la Iglesia y al mundo sea una creciente fidelidad a la propia vocación y misión dentro del Pueblo de Dios. La fidelidad a nuestro “ser” es la primera exigencia y condición indispensable para nuestro “obrar”: ser una presencia viva y una transmisión eficaz de la experiencia evangélica de Teresa de Jesús y de Juan de la Cruz y de todos aquellos quecon su vida y doctrina enriquecieron el Carmelo.
La misión del Carmelo Descalzo se inserta en la misión de Jesús que vino para proclamar la Buena Noticia del Reino de Dios y para la liberación plena y total del pecado y de la opresión. Como Carmelitas Descalzos, nuestra inserción en el apostolado forma parte integrante de nuestro carisma. Estamos guiados por la enseñanza de los pastores de la Iglesia, por nuestra tradición y sus valores, por los signos de los tiempos y, sobre todo, por la escucha de la Palabra, teniendo en cuenta su interpretación desde el punto de vista de los pobres. Nuestro servicio (diakonía) en la Iglesia debe ser valorado y renovado para que podamos responder a las preguntas que nos plantea la situación cultural, social y religiosa del pueblo. En nuestra misión debemos tener en cuenta los carismas y talentos de los hermanos y, al mismo tiempo, las limitaciones naturales de nuestra contribución.
Misiones.
Dios es siempre imprevisible y misterioso en su diálogo con el hombre y cómo lo impulsa a empeñarse en su Reino! Hace ocho siglos algunos cristianos provenientes de varios países, inspirados por el Espíritu de Dios y de su deseo de servirlo fielmente, se retiraron al Monte Carmelo en la Palestina. Fueron los primeros Carmelitas. Desde entonces, el Señor no ha cesado de llamar a hombres y mujeres a seguirlo en la Familia Carmelita. Ellos, fieles a su llamada a la contemplación, fraternidad y servicio, se hallan esparcido por casi todo el mundo.
El Reino de Dios no ha llegado todavía a su plenitud y el Espíritu continúa llamando a hombres y mujeres a comprometerse por el Reino en el seno de la Familia Carmelita. En efecto, en los últimos años, la Familia del Carmelo ha experimentado un aumento de vocaciones religiosas y sacerdotales... y muchas veces incluso de países donde los miembros del Carmelo ¡no están aún presentes! Para hacer frente a las llamadas de estos jóvenes y acogerlos en la Familia, la Orden Carmelita Descalza se ha empeñado en varias actividades misioneras.
Respondiendo a la llamada del Espíritu, proveniente de distintas partes del mundo, la Orden del Carmen Descalzo se ha empeñado con gran fe y coraje en llevar a cabo estos proyectos. Es el Espíritu de Dios el que ha iniciado a la Orden del Carmelo y el que la ha sostenido durante estos últimos ocho siglos. La realización de estos proyectos no será cosa fácil, pero con la ayuda de Dios, de Ntra. Madre del Carmen, de los cristianos llenos de celo por el Reino de Dios y la buena voluntad de la Familia Carmelita, todo será posible.
El amor a la Iglesia y la dedicación a su servicio están en la esencia misma del carisma teresiano. Sentimos la urgencia de anunciar el evangelio en espíritu misionero, ayudar a las jóvenes iglesias con nuestra presencia, implantar el Carmelo en tierras de misión, hacernos presentes con nuestro apostolado de espiritualidad en las iglesias misioneras…”La vocación del Carmelo teresiano se define en plenitud gracias a la progresiva experiencia eclesial de santa Teresa. Iluminada por este don singular, Teresa fijó la atención en los pueblos aún no cristianos y en adelante se sintió atraída a la contemplación del inmenso horizonte misional” (Cs.6).
La misión del Carmelo Descalzo se inserta en la misión de Jesús que vino para proclamar la Buena Noticia del Reino de Dios y para la liberación plena y total del pecado y de la opresión. Como Carmelitas Descalzos, nuestra inserción en el apostolado forma parte integrante de nuestro carisma. Estamos guiados por la enseñanza de los pastores de la Iglesia, por nuestra tradición y sus valores, por los signos de los tiempos y, sobre todo, por la escucha de la Palabra, teniendo en cuenta su interpretación desde el punto de vista de los pobres. Nuestro servicio (diakonía) en la Iglesia debe ser valorado y renovado para que podamos responder a las preguntas que nos plantea la situación cultural, social y religiosa del pueblo. En nuestra misión debemos tener en cuenta los carismas y talentos de los hermanos y, al mismo tiempo, las limitaciones naturales de nuestra contribución.
Misiones.
Dios es siempre imprevisible y misterioso en su diálogo con el hombre y cómo lo impulsa a empeñarse en su Reino! Hace ocho siglos algunos cristianos provenientes de varios países, inspirados por el Espíritu de Dios y de su deseo de servirlo fielmente, se retiraron al Monte Carmelo en la Palestina. Fueron los primeros Carmelitas. Desde entonces, el Señor no ha cesado de llamar a hombres y mujeres a seguirlo en la Familia Carmelita. Ellos, fieles a su llamada a la contemplación, fraternidad y servicio, se hallan esparcido por casi todo el mundo.
El Reino de Dios no ha llegado todavía a su plenitud y el Espíritu continúa llamando a hombres y mujeres a comprometerse por el Reino en el seno de la Familia Carmelita. En efecto, en los últimos años, la Familia del Carmelo ha experimentado un aumento de vocaciones religiosas y sacerdotales... y muchas veces incluso de países donde los miembros del Carmelo ¡no están aún presentes! Para hacer frente a las llamadas de estos jóvenes y acogerlos en la Familia, la Orden Carmelita Descalza se ha empeñado en varias actividades misioneras.
Respondiendo a la llamada del Espíritu, proveniente de distintas partes del mundo, la Orden del Carmen Descalzo se ha empeñado con gran fe y coraje en llevar a cabo estos proyectos. Es el Espíritu de Dios el que ha iniciado a la Orden del Carmelo y el que la ha sostenido durante estos últimos ocho siglos. La realización de estos proyectos no será cosa fácil, pero con la ayuda de Dios, de Ntra. Madre del Carmen, de los cristianos llenos de celo por el Reino de Dios y la buena voluntad de la Familia Carmelita, todo será posible.
El amor a la Iglesia y la dedicación a su servicio están en la esencia misma del carisma teresiano. Sentimos la urgencia de anunciar el evangelio en espíritu misionero, ayudar a las jóvenes iglesias con nuestra presencia, implantar el Carmelo en tierras de misión, hacernos presentes con nuestro apostolado de espiritualidad en las iglesias misioneras…”La vocación del Carmelo teresiano se define en plenitud gracias a la progresiva experiencia eclesial de santa Teresa. Iluminada por este don singular, Teresa fijó la atención en los pueblos aún no cristianos y en adelante se sintió atraída a la contemplación del inmenso horizonte misional” (Cs.6).

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