LITURGIA DE LAS HORAS.
La liturgia de las horas es uno de los más gozosos deberes de las religiosas. Todas las comunidades están obligadas a celebrarla comunitariamente cada día. Como contemplativas , nosotras, monjas carmelitas, estamos llamadas a ofrecer a los hombres de nuestro tiempo ayudas válidas para la oración y la vida espiritual. Por lo mismo procuraremos dar ocasión y facilidad a los fieles para que participen en la celebración de la liturgia de las horas.
TRABAJO.
Una buena organización del trabajo favorece grandemente la vida contemplativa y la vida regular, contribuyendo al equilibrio Psicol.-físico de las hermanas y alejando de ellas ansiedades y preocupaciones exageradas que impiden el recogimiento interior. Procúrese que durante el trabajo realizado en común, se mantenga un clima de silencio propio del monasterio para no perjudicar el recogimiento, obedeciendo con ello al precepto de la Regla de trabajar en la tranquilidad y en silencio.
LA FORMACION.
La formación se ha de presentar de tal modo que la persona pueda comprenderla y abrazarla como una dinámica que durará toda la vida y no como un simple modo de llegar al compromiso definitivo con la Orden . El proceso no puede darse nunca por concluido porque la maduración, humana, espiritual, religiosa y carmelita va adelante con la vida misma de la persona que ha conocido a Cristo, ha respondido a su llamada y lo sigue en el Carmelo, dejándose acoger y transformar por su amor. La formación, pues, no se ha de ver como si se tratase de acumular un rico bagaje de ideas, de hábitos o un rígido estilo de vida. Se trata más bien de alcanzar una capacidad de discernimiento, de adaptación y de disponibilidad; cualidades que permiten renovar constantemente la vida y luchar continuamente por la adhesión radical a Cristo, según el genero de vida carmelita.
COMUNION FRATERNA.
Uno de los símbolos de la comunión fraterna es la mesa común donde, "escuchando algún pasaje de la Sagrada Escritura", recibiremos juntas el alimento que Dios, en su bondad, nos da cada día, fruto de la tierra y del trabajo del hombre.
RECREACION.
El ritmo alternado de oración y trabajo, exige tiempos de alegra recreación. Participaremos activamente en ellos ya que son momentos propicios "para la distracción del ánimo y para consolidar la salud del espíritu y del cuerpo".
SILENCIO.
Fuera de las horas de recreo guardarán silencio con el fin de dedicarse más facilidad al cultivo de la presencia de Dios durante los distintos trabajos, y en las horas dedicadas al estudio y la lectura espiritual
LA MUSICA.
Conservando y cultivando con sumo cuidado el tesoro de la música las carmelitas se reúnen diariamente para la preparación de la liturgia. Por tanto la música que está al servicio de la oración litúrgica, le da esplendor y enriquece los actos litúrgicos especialmente en la Eucaristía y en la salmodia.
FINALIZACION DEL DIA.
Observarán el gran silencio desde el rezo de completas hasta la hora establecida en el horario de comunidad.
La liturgia de las horas es uno de los más gozosos deberes de las religiosas. Todas las comunidades están obligadas a celebrarla comunitariamente cada día. Como contemplativas , nosotras, monjas carmelitas, estamos llamadas a ofrecer a los hombres de nuestro tiempo ayudas válidas para la oración y la vida espiritual. Por lo mismo procuraremos dar ocasión y facilidad a los fieles para que participen en la celebración de la liturgia de las horas.
TRABAJO.
Una buena organización del trabajo favorece grandemente la vida contemplativa y la vida regular, contribuyendo al equilibrio Psicol.-físico de las hermanas y alejando de ellas ansiedades y preocupaciones exageradas que impiden el recogimiento interior. Procúrese que durante el trabajo realizado en común, se mantenga un clima de silencio propio del monasterio para no perjudicar el recogimiento, obedeciendo con ello al precepto de la Regla de trabajar en la tranquilidad y en silencio.
LA FORMACION.
La formación se ha de presentar de tal modo que la persona pueda comprenderla y abrazarla como una dinámica que durará toda la vida y no como un simple modo de llegar al compromiso definitivo con la Orden . El proceso no puede darse nunca por concluido porque la maduración, humana, espiritual, religiosa y carmelita va adelante con la vida misma de la persona que ha conocido a Cristo, ha respondido a su llamada y lo sigue en el Carmelo, dejándose acoger y transformar por su amor. La formación, pues, no se ha de ver como si se tratase de acumular un rico bagaje de ideas, de hábitos o un rígido estilo de vida. Se trata más bien de alcanzar una capacidad de discernimiento, de adaptación y de disponibilidad; cualidades que permiten renovar constantemente la vida y luchar continuamente por la adhesión radical a Cristo, según el genero de vida carmelita.
COMUNION FRATERNA.
Uno de los símbolos de la comunión fraterna es la mesa común donde, "escuchando algún pasaje de la Sagrada Escritura", recibiremos juntas el alimento que Dios, en su bondad, nos da cada día, fruto de la tierra y del trabajo del hombre.
RECREACION.
El ritmo alternado de oración y trabajo, exige tiempos de alegra recreación. Participaremos activamente en ellos ya que son momentos propicios "para la distracción del ánimo y para consolidar la salud del espíritu y del cuerpo".
SILENCIO.
Fuera de las horas de recreo guardarán silencio con el fin de dedicarse más facilidad al cultivo de la presencia de Dios durante los distintos trabajos, y en las horas dedicadas al estudio y la lectura espiritual
LA MUSICA.
Conservando y cultivando con sumo cuidado el tesoro de la música las carmelitas se reúnen diariamente para la preparación de la liturgia. Por tanto la música que está al servicio de la oración litúrgica, le da esplendor y enriquece los actos litúrgicos especialmente en la Eucaristía y en la salmodia.
FINALIZACION DEL DIA.
Observarán el gran silencio desde el rezo de completas hasta la hora establecida en el horario de comunidad.

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