miércoles, 7 de octubre de 2009

Monjas.

El nombre de "carmelitas" tiene su origen en el Monte Carmelo, la montaña del profeta Elías, que en la tradición bíblica y patrística significa fecundidad, belleza, generosidad y riqueza de gracia. Todo esto, aplicado a la vida espiritual, es cuanto desean vivir y presentar al mundo de hoy las monjas carmelitas de vida contemplativa. Desde el año 1400 algunas piadosas mujeres, que buscaban una más profunda espiritualidad, quisieron adaptar – el espíritu del Carmelo y su Regla a su condición femenina, bajo la guía de los religiosos. Así nacieron las monjas carmelitas, con la fecha oficial de fundación en el año 1452, en Florencia, siendo conocidas como comunidades orantes, todas dedicadas a la meditación, a la oración, al trabajo y a la penitencia. En Francia se difundieron con rapidez.

El año 1562 Teresa de Jesús inició la famosa reforma "teresiana", con el propósito de conseguir una vida carmelita conforme a la tipología de la vida religiosa que poco después sería propuesta por el Concilio de Trento. Se trataba de una reforma que, como las precedentes y las siguientes, debía permanecer dentro de la gran familia. Pero después de la muerte de Teresa de Jesús, el grupo de "Carmelitas Descalzas" siguió la suerte de los "Carmelitas Descalzos" separándose del tronco originario y constituyéndose en grupo aparte. Las monjas carmelitas son mujeres que han descubierto el valor absoluto del Reino de Dios, y desean hacerlo ya realidad en sus monasterios, como fraternidades orantes al servicio de la Iglesia. Se comprometen a vivir en íntima unión con Jesús, Dios y hombre, para realizar hoy el proyecto de Dios sobre la humanidad. Pretenden ser un signo visible de la unión de Dios con el mundo. Lo llevan a la práctica según el espíritu del Carmelo, fecundando el mundo con la vivencia de la presencia de Dios, alabándolo permanentemente, mostrando su belleza imperecedera y su inagotable riqueza de gracias y de buenas obras para quienes lo sirven con generosidad. Las carmelitas muestran la alegría de servir al Señor y vivir en su presencia amorosa todos los días. En definitiva, ellas hacen realidad la certeza de que Dios nos ama y a El entregan su vida y su amor total. Quieren vivir como la Virgen María, abiertas a la voluntad de Dios y proclamando su amor.

Como la Iglesia y demás las Órdenes Religiosas, ellas mantienen la fidelidad al carisma carmelita, sufrido los avatares de la historia. Han renovado sus Constituciones según el espíritu del Concilio Vaticano II, y hoy son casi unas 10.226 religiosas y viven en unos 821 monasterios de todo el mundo. Siguiendo las recomendaciones de la Iglesia en tiempos, algunos monasterios se han agrupado para formar Federaciones de monasterios con Estatutos propios. La Federación es un medio importante para comunicarse mejor, para llevar a cabo la formación inicial y permanente, para compartir las ayudas en todas las necesidades para cumplir mejor su misión y para vivir de manera más fraternal. Las carmelitas descalzas tienen unos 821 monasterios, de ellos 776 con 10.226 religiosas habían optado por las constituciones de 1991; 126 optaron por las constituciones de 1990 y 9 optaron por las de l990 pero con algunos números de las del 91.

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